FORMACIÓN, ESPLENDOR Y OCASO DE UN LATIFUNDIO MEXICANO
Ciénega de Mata, siglos XVI - XX

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Datos Técnicos
Autor(es):
GÓMEZ SERRANO, Jesús
Calificación:
Categoría:
Historia antigua de México
Número de edición:
1
Editorial:
Editorial Universidad Autónoma de Aguascalientes
Paginas:
406
ISBN:
9786078714179
Año de edición:
2019

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Descripción

Formado a partir de unas mercedes que se concedieron a fines del siglo XVI a Pedro Mateos, un “pobre labrador” originario de Extremadura, Ciénega de Mata se convirtió en uno de los latifundios más prósperos de la Nueva Galicia. A fines del siglo XVII alcanzó su máxima extensión: 196 sitios de ganado mayor y menor y 219 caballerías de tierras de labor, el equivalente de un “principado en pequeño”, según la caracterización de Chevalier. En 1734, luego de una prolongada disputa, se dictó desde Madrid una sentencia que reconocía la existencia de un vínculo o mayorazgo sobre las haciendas de Ciénega de Mata y a Francisco Javier Rincón Gallardo como su legítimo poseedor. En las postrimerías del régimen virreinal el latifundio era lo bastante rico como para sustentar la pretensión de Manuel Rincón Gallardo de obtener el título de marqués de Guadalupe, que le concedió Carlos IV.  
Aunque la abolición de la propiedad vinculada fue una de las primeras medidas adoptadas por el gobierno mexicano, José María Rincón Gallardo se las arregló para mantener indivisas sus haciendas durante toda la primera mitad del siglo XIX, llevándolas a un grado de prosperidad que no habían conocido antes. Mientras el país se desangraba en medio de interminables guerras civiles, él hacía de Ciénega de Mata la base de una inmensa y bien saneada fortuna. Finalmente, en 1861, luego de inventariarlas con el mayor detalle, repartió las haciendas entre sus hijos y vendió más de cien ranchos entre sus antiguos arrendatarios, con lo que de paso consumó una reforma agraria a escala local. La Revolución de 1910 y su decisión de destruir a la antigua oligarquía terrateniente redujeron sustancialmente la extensión y la potencia productiva de todas esas haciendas. 
Lo que queda a principios del siglo XXI de aquel “principado” es un par de ranchos ganaderos en tierras situadas a más de 2 200 metros de altura sobre el nivel del mar; en palabras de Jaime Rincón Gallardo, el orgulloso e inteligente portador del estandarte familiar durante la segunda mitad del siglo XX, “tierras tan pobres que no merecieron ser repartidas”. 
Este libro cuenta la historia de esa familia y de ese latifundio, sin duda un eslabón esencial de la compleja historia rural del país.